domingo, 4 de julio de 2010

La intuición urgente como el principio.

alejandro hernández lópez


A las 15:00 horas el viento barrió las calles en Xalapa, Veracruz, México. Y aunque todo ocurrió simultáneamente, no nos dimos cuenta. No fue cualquier domingo, sino un domingo de ejercicio electoral, a pesar de que a los políticos ya ni la gente los escoge. Gobernador, alcaldes y diputados, una flamante elite de epígonos aplicará las políticas públicas en los siguientes años, luego del conteo de los sufragios, si de verdad se cuentan y sí en serio nuestro voto cuenta, en este país con autoridades de mentiritas.

El mismo atole, pero diferente el dedo. Irremediablemente acostumbrándonos a lo irremediable. Reflexionamos y sabemos que no existe la posibilidad que hoy ningún ser pierda la vida. Tampoco podemos evitar en este día el cierre de una frontera abriéndose otra. Nadie es aún capaz de retornar del más allá y –en cambio- muchos llegado el momento esperan desvanecer al destino fatal, como cita José Ramón Enríquez.

Existe el lugar de los sueños o nos han mentido inculcándonos cinco sentidos. Hemos aprendido el lenguaje en voz del silencio. El eterno retorno sólo es imaginario, walking on clouds y “los muchachos / ebrios del propio cuerpo y seguros del aire”.

Imágenes de poesía, realidad de lo poético. El caudal de las emociones, de las percepciones, el resplandor de las visiones, deleite guardando simetría. Habitamos este planeta sobre su tierra, su suelo. Estamos al frente de la cadena y gozamos de actos de libertad y libertarios, hemos inventado el amor afirmando que vence a la carencia.

Y recordamos al maestro, “escribimos porque una intuición urgente nos pide que reunamos las palabras y las cosas. Todo lo divido y disperso de este mundo. Pero luego nos damos cuenta que de que lograr esa unidad sería la perfección y la perfección es de mármol, y es muda.


Entonces escribimos para mantener la mínima diferencia que nos salve de la perfección. Esa diferencia se llama literatura y por su herida nos colamos para responderle a la naturaleza que nos expulso de sus dominios y a la historia que nos sujetó a sus demonios.


Entre ambas, literatura –el arte- nos salva del exilio natural o de la fatalidad histórica. Reflejamos realidad (naturaleza, historia) pero la creamos también (mi naturaleza, mi historia). No solo reflejamos realidad; la creamos, añadimos una realidad que la realidad antes no tenía”. Vamos entonces con nuestras voces al papel, y que este sea el preámbulo.

2 comentarios:

Vito dijo...

abuso de mis premeditadas felicitaciones, obvio nadie espera felicitaciones, bu, pero me gustó requetemucho. Me da mucho de que hablar, para empezar cuando dices; hemos inventado el amor afirmando que vence a la carencia.

Cuando empleo la imaginación para mirar lo que leo me abstracciono...

Norma Isela Pérez Arcos dijo...

Me gustó eso del "mismo atole con diferente dedo", diferente dedo pero de la misma mano...