jueves, 8 de julio de 2010

Los tiempos idos

Rosa María Hernández Landeros

En la noche del recuerdo la nostalgia pinta estrellas que se pierden en el surco pintado por el tiempo. Tiempo intrépido que pasa veloz en una carrera en la que no tiene nada que perder, tiempo de alegrías, de tristezas, de nacer y de morir.

Me adentro en la nebulosa de los recuerdos y al cruzar la niebla del olvido recobro la claridad, la visión del abuelo, mi abuelo Alberto Hernández Arévalo. Señor de palabras enteras, recias, poseedoras de la gran vida.

Su rostro moreno como ídolo antiguo, perdida la mirada en lontananza, contemplando a los lejos en el infinito realidades de mundos perdidos en la sombra de los tiempos.

Me gusta evocar los tiempos idos, hurgar en mis raíces y comprobar que mucho ha cambiado el vivir de las nuevas generaciones. La mágica juventud nos da valentía para enfrentar situaciones que desafían al mundo en que vivimos. Lo comprendo ahora que soy mayor.

De mi propia vida no me gustan cosas que antes ni soñé. Como que ahora no puedo correr y me agito si subo escaleras o una calle empinada. Cuando lo noté me daba coraje y trataba de esforzarme, pero para mí, me invadía una sensación de ahogo horrible y mejor era desistir.

Dormir era una delicia, sólo poner la cabeza en la almohada era entrar en un sueño tranquilo, reparador, sabroso. ¿Dónde se escondió esa sensación? No lo sé. Busco mi sueño y no lo puedo encontrar. Lo busco al entrar a mi recámara, bajo la cama, en el espejo, entre las sábanas, en el ropero que quien sabe por qué al abrir sus puertas me enseña brazos sin manos como pidiendo ayuda, mascadas colgando de cuellos de alambra, pantalones sin pies y otras prendas que me pregunto si serán mías. El deseado sueño no aparece.

Cansada de buscar, sin quitarme los zapatos me siento con un libro entre las manos, me introduzco en el sueño del autor que tal vez es el fruto de sus noches de insomnio que ahora me acompaña.

No me gustan estas sensaciones en la etapa que ahora estoy viviendo, pero me adaptaré a ellas, lograré abrirme paso porque un nuevo mundo está entrando por mis ojos, mi mente abre espacios entre las nubes de mi presente, aunque no me gusten estos cambios son la vida inmortal que me ha tocado vivir.

1 comentario:

Vito dijo...

como ya dije, el néctar para mi son las frases, una sola puede hablarme; En la noche del recuerdo la nostalgia pinta estrellas