sábado, 31 de julio de 2010

.:Pay de queso con dátil:.

Yo ando mis pasos por donde pisaron personas que vinieron mucho tiempo antes que yo. Vamos de paseo. Queremos ir a desayunar a San Antonio de las Minas, Baja California. Tengo en la memoria -en mi memoria gustativa- hace ya tiempo, un desayuno abundante acompañado de un delicioso pay de queso con dátil, el mejor de la región. Y a hacia allá me dirijo en agradable compañía.

Con eso en mente, en la comodidad de un auto que va engullendo kilómetros esperamos ponernos ahí en una hora. Pero el pretencioso proyecto de reparación de la carretera Tecate-Ensenada tiene un buen tramo de nuestro camino abierto en dos como una herida profunda en la tierra que hace ver al tránsito habitual de dicha carretera, como hormiguitas desorientadas cuando les rompen y desorganizan la fila. Casi nunca me toca ser copiloto. Fantaseo con que la maquinaria que abre zanjas y tramos donde no existían es como una plaga que invade y rompe el paisaje de cerros y rocas propias de Tecate y supongo a los topógrafos como caprichosos dioses menores que dictan cual será la forma de las curvas en base a planos que alguien diseñó desde la comodidad de un restirador un jueves de tedio esperando que dieran las seis.

Nada será igual. Progreso mal hecho y mal sustentado vendido a precio de oro, pienso con molestia, pero no por el contratiempo que fácilmente nos obligará a hacer dos horas en vez de una a nuestro destino (debo anotar aquí que la selección musical en el automóvil, a mi cargo por cierto; no parece la mejor pero esa es otra historia), sino porque me da por pensar cual es el precio que debemos pagar por el cambio, quién lo ejecuta y quién sale en la foto a costa de romper el equilibrio natural de las cosas. La ruta que hace muchísimos años , cuando ni siquiera los padres de mis padres soñaban con nacer se hacía en caballo entre las rocas para bajar al valle en el que están Los Bateques* y llevar a pastar el ganado; pronto será una carretera dos carriles con amplio acotamiento. Y eso porque por lo accidentado del terreno saca de presupuesto hacerla de cuatro carriles. A mi derecha observo el gran muro de contención alzarse con soberbia: Circunspecto concreto contrastando con lo cálido y caprichoso del paisaje rocoso, de niña jugaba con mis hermanos a identificar formas de animales en esas piedras. Más allá el resto de la ruta sin mayor sobresalto. Por fin llegamos a San Antonio y asumo el nombre del lugar y el delicioso pay de queso con dátil como premio a la manda que le pagamos a dicho santo soportando la ruta de la carretera rota.
Luego de una caminata pequeña por supuesto porque queda muy poco de la reserva de ese bien preciado al que llamamos tiempo; decidimos regresar por otra ruta. Vamos por el mar, pero antes de llegar atravesamos verdes viñedos que se inclinan graciosos y listos para la coseña. Minutos mas tarde pasamos por la vieja misión de San Miguel Arcángel, una de las últimas fundadas en Baja California por los frailes dominicos. Desde el sitio del copiloto veo a distancia el cerro, y en su parte más alta, la roca que se dice se usaba como faro natural para proteger la misión de ataques vía marítima. Pienso con gozo en el mar que se extiende de aquel lado de ese muro denso de tierra, desierto y roca. Cierro los ojos e imagino embarcaciones de corsarios y piratas. A mi derecha veo una escuela y los vestigios de lo que fue la misión y me da por pensarla en su mejor momento con su ganado y los campos de cultivo. Reviso en mi mente lo que significa el progreso, los cambios, el precio a sangre de los humanos que intervinieron en ellos. Yo ando mis pasos por donde pisaron personas que vinieron mucho tiempo antes que yo.

*Los bateques se llama un rancho que está mas o menos en el km. 20 de la carretera Tecate-Ensenada cuyo paisaje hoy roto por el progreso, me permite ser tan egoísta como para pretender dibujarles un sitio en el que disfruté gran parte de mi niñez. El pedazo de península en el que vivo. Mi tierra. Mi nostalgia habitual de rocas, conejos y biznagas. A este trozo de tierra le tuvieron que partir para poder desviar el tránsito y poder hacer la ampliacion de la carretera. Ya qué.

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